viernes, 10 de octubre de 2008

ESA ESPINA...


Aunque conozca mil rosas, aunque me engañe a mi misma pensando que ya te olvidé, buscando nuevos brazos a los que aferrarme, sigues siendo esa espina maldita que no puedo arrancar... te odio..y a la misma vez te quiero...
"¿Por qué esperarte despierto, en vez de hacer las maletas?"


domingo, 5 de octubre de 2008

QUERIDA AMIGA

Llegó el momento de decirle adiós y sacarte de adentro todos esos deseos.
Sabes que no puedes, pero lo intentas, ya se va desgarrando tu corazón. Piensas por qué será tan cruel la realidad, no encuentras el camino entre mil laberintos, cuando lo tienes cerca no sabes a dónde mirar…
Unas veces es sencillamente encantador, dibuja en tu rostro una gran sonrisa con todas esas palabras bonitas llenas de mentira y sinsabor. Su palabra no vale nada, pero es tan fácil creérsela...
Un día de alegría y veinte de tristeza, pues cada una de sus palabras son sólo eso, palabras. Con eso no basta, ¿dónde están los hechos? ¿Uno al año? Amiga tú te mereces más que eso.
Se que es duro, de hecho no soy la persona más indicada para dar ejemplo, pero párate a pensar un momento: ¿es esto lo que quieres? ¿estar así indefinidamente? ¿merece la pena realmente? Medita si lo que estás haciendo hoy te lleva al lugar en el que quieres estar mañana. No podemos tratar que nuestras circunstancias cambien si primero no decidimos cambiar nosotros.
Lo has intentado, ya no hay más por innovar, ahora le toca a él recuperarte o perderte para siempre. Mira por ti, ¿dar y no recibir? Deja que el tiempo pase y pase y pase, si no quiere que te marches, reaccionará y hará lo posible para tenerte y a tu lado quedarse.
Estás cansada de caminar, siéntate un rato y espera, espera, espera…

LA TERCERA NOCHE


Si tuviera que elegir una de las noches que he estado contigo, sin duda elegiría la tercera. Eran las fiestas de mi pueblo y una semana antes nos habíamos vuelvo a ver. Suena mi móvil, y cuál fue mi sorpresa al ver el remitente de aquel mensaje: tú. Quedamos para el siguiente finde, y así fue. Se nos pasaron las horas hablando, riendo, besándonos como locos…pero cuando llegamos al lìmite, me eché para atrás; no estaba preparada para llegar hasta el final. No te importó, respetaste mi decisión. ¿Qué te pasa? estás tristona-me dijiste con dulzura. -¿Me das un abrazo?- te contesté. Sin dudarlo, me diste el mejor abrazo que me han dado nunca, y seguidamente, te acostaste en mi regazo. Pienso mucho en aquel abrazo, sincero, tierno… tú no te acordarás, pero lo que yo no recuerdo es la última vez que me diste uno…
La alarma sonaba, quería poner fin a nuestro encuentro, pero estábamos tan a gusto durmiendo juntos, que la retrasabas hora tras hora, hasta que decidimos irnos. ¿Por qué no harás eso ahora? Sin duda, lo mejor de una relación es el principio.