Son las 2:28 de la mañana. Vuelve a mí el odiado insomnio que ya me había engañado pensado que se había marchado para siempre. Ya está aquí de nuevo, sin piedad, desafiante, al igual que tu recuerdo. Me siento extraña, triste, vacía por dentro…
En cambio tú, estarás de parranda, con tus amigos, bebiendo y riendo. La cara y la cruz de esta vida que no entiendo, y que por mucho que quiera comprenderla, no puedo.
Dentro de unos días viajarás, confundiendo libertad con libertinaje, en aquel lugar en donde la razón y la moral no existen. Quién sabe quién dormirá en tu cama, quién recorrerá tu cuerpo y tocará tu cara... quién se despertará con tu olor en su piel y una tremenda resaca. Mientras, yo, estaré sola en mi fría habitación abrazando fuertemente la almohada, pensando en tus besos, gritando de rabia.
Pero no te llamaré, ya no nos queda nada…
En cambio tú, estarás de parranda, con tus amigos, bebiendo y riendo. La cara y la cruz de esta vida que no entiendo, y que por mucho que quiera comprenderla, no puedo.
Dentro de unos días viajarás, confundiendo libertad con libertinaje, en aquel lugar en donde la razón y la moral no existen. Quién sabe quién dormirá en tu cama, quién recorrerá tu cuerpo y tocará tu cara... quién se despertará con tu olor en su piel y una tremenda resaca. Mientras, yo, estaré sola en mi fría habitación abrazando fuertemente la almohada, pensando en tus besos, gritando de rabia.
Pero no te llamaré, ya no nos queda nada…
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